ESENCIA
Podría ser el verde libre de la campiña, o la franqueza de la tierra yerma… Podría ser la luna, escolta de la primavera, o el resol del mediodía, preludio de la fresca sobremesa. Podría ser la lozanía serrana o el marinero calé. Podría ser la serenidad del Guadalquivir vertebrando un valle ingente o toda la exuberancia de Doñana y su mundo oculto… O podría ser toda esta esplendidez de contrastes de una región cuya naturaleza siempre se acaba imponiendo, hasta que nos domina el sentido y nos entorna el ánimo ¿Cuál es la esencia de Andalucía?
Cada pueblo presenta su singularidad, pero la nuestra tal vez resulte tan insabile como evidente. <<¿Dónde está el duende?>>, nos preguntamos mientras caminamos, con rumbo incierto, bajo faroles trémulos y testigos en las barandas. Jamás lo hallaremos. Se esconde, revoloteante, entre el júbilo del gentío, detrás de las caras gráciles y sonrojadas y salta por la algazara de forma trepidante. Y nunca lo podremos atrapar porque lo llevamos dentro, es inherente a nosotros.